El Banco de México debe seguir adentrándose en el terreno restrictivo de su política monetaria para evitar que la inflación se instale por un periodo prolongado, advirtió la subgobernadora Irene Espinosa Cantellano.

“Muchos bancos centrales, emergentes en particular, iniciamos el proceso (de endurecimiento) desde el año pasado y aún estamos en medio del ciclo. Debemos actuar decididamente para evitar que inflación se instale por un largo tiempo. Pero también tenemos que ser muy cuidadosos”, subrayó.

Ante banqueros y financieros miembros del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), admitió que la velocidad del endurecimiento monetario y la magnitud de las alzas de tasas pueden tener impacto en el crecimiento económico. De ahí los temores, al alza, de una recesión mundial.

En este contexto de incertidumbre y volatilidad ha aumentado la aversión al riesgo afectando a mercados emergentes, lo que está presionando también a las divisas. Otro factor que deben considerar e incorporar los bancos centrales en sus decisiones, refirió.

Al participar en una de las conferencias del primer día de la Reunión Anual de Miembros del IIF, sostuvo que en este momento hay preocupación de que la Fed endurezca más rápido su política monetaria o que sea más agresiva en sus incrementos.

Este entorno ha motivado ajustes de portafolio que afectan a las divisas de mercados emergentes y se ha vuelto la punta del iceberg sobre cuanto más necesitamos subir las tasas para ser más resistentes a la aversión al riesgo.

Baja bancarización no ayuda

En la sesión, que compartió con el subgobernador de Banco Nacional de Hungría, Barnabás Virag, y con el subgobernador de Indonesia, Dody Budy Wataluyo, reconoció que en México, por la baja bancarización, es muy débil el impacto de la política restrictiva en el crédito.

Entonces nos debemos enfocar en el de expectativas de inflación por lo que es sumamente relevante también la posición del peso mexicano. Destacó que la divisa mexicana se ha mostrado resistente y esto junto con una combinación de políticas fiscales prudentes y el gradual endurecimiento de tasas ha facilitado el ajuste.

Sostuvo que el mundo se encuentra en tiempos sin precedentes que están mostrando retos también inusuales.

El Covid-19 evidenció la fragilidad de las cadenas mundiales de suministro que presionaron a la inflación y con las nuevas tensiones geopolíticas se está complicando aún más la labor de los bancos centrales, pues altera tanto el proceso de formación de precios como a los precios internacionales de commodities.

La incertidumbre mundial y la aversión al riesgo han motivado salidas de capitales de los mercados emergentes.

Este es otro factor que incorporan los bancos centrales de economías emergentes al tomar sus decisiones monetarias.

Inflación, el enemigo a vencer

En su oportunidad el subgobernador de Banco Nacional de Hungría, Barnabás Virag, explicó que el enemigo público número uno a vencer en este momento es la inflación.

Dijo que la pregunta clave para los bancos centrales es cuánto deben incrementar las tasas, a fin de que sean las soluciones apropiadas para restar fuerza a la inflación.

Centró su participación en las presiones que están sufriendo, en particular, las economías de Europa por la inflación de energéticos que ha traído consigo la guerra de Rusia y advirtió que ahora se ha agregado la presión que generan los precios al alza de alimentos.

Por su parte, el subgobernador de Indonesia, Dody Budy Wataluyo destacó que el choque de inflación está pegando a algunas economías emergentes como la suya, cuando no habían terminado de recuperarse del impacto que tuvo la pandemia.

Pero matizó que han tenido que endurecer las condiciones monetarias para enfrentar la turbulencia del mercado financiero así como la presión inflacionaria.

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