La glucosa es el combustible más importante que tenemos para nuestro cuerpo.
Porque de ella extraemos la energía que necesitamos para movernos, pensar o que el corazón lata. Es fundamental para nuestras funciones vitales.
Pero si ese nivel de glucosa (o azúcar) en la sangre no es el adecuado, esto puede traernos serios problemas de salud.
La diabetes es una enfermedad metabólica crónica caracterizada por niveles elevados de glucosa en sangre, que con el tiempo conduce a daños graves en el corazón, los vasos sanguíneos, los ojos, los riñones y los nervios.
La más común es la diabetes tipo 2, generalmente en adultos, que ocurre cuando el cuerpo se vuelve resistente a la insulina o no produce suficiente insulina.
Se estima que 62 millones de personas en todo el continente americano viven con diabetes tipo 2, señala la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Este número se triplicó en la región desde 1980 y se estima que alcanzará la marca de 109 millones para 2040, según el Diabetes Atlas.
La prevalencia de la enfermedad aumentó más rápidamente en los países de ingresos bajos y medianos que en los países de ingresos altos.


