¿Qué pasaría si pudieras saber cuál de todas las cosas que haces a diario (caminar de una habitación a otra, preparar una presentación en tu escritorio, subir y bajar escaleras para dejar la ropa doblada o salir a correr alrededor de la cuadra) ayudan o dañan más tu cerebro?
Un nuevo estudio intentó responder a esa pregunta colocando monitores de actividad en los muslos de casi 4.500 personas en el Reino Unido y rastreando sus movimientos las 24 horas durante siete días. Luego, los investigadores examinaron cómo el comportamiento de los participantes afectaba su memoria a corto plazo, sus habilidades de resolución de problemas y de procesamiento.
Estas son las buenas noticias: las personas que dedicaron “incluso pequeñas cantidades de tiempo a actividades más vigorosas, tan solo de 6 a 9 minutos, en comparación con estar sentados, dormir o hacer actividades suaves, tuvieron puntajes cognitivos más altos”, dijo el autor del estudio John Mitchell, estudiante de doctorado del Consejo de Investigación Médica en el Instituto de Deporte, Ejercicio y Salud del University College London, en un correo electrónico.
La actividad física moderada generalmente se define como caminar a paso ligero, andar en bicicleta o subir y bajar escaleras corriendo. El movimiento vigoroso, como el baile aeróbico, trotar, correr, nadar y andar en bicicleta por una colina, es el que aumenta el ritmo cardíaco y la respiración.
El estudio, publicado este lunes en el Journal of Epidemiology & Community Health, encontró que hacer poco menos de 10 minutos de esfuerzo moderado a vigoroso cada día mejoró la memoria de los participantes del estudio, pero tuvo su mayor impacto en los procesos ejecutivos, como la planificación y la organización.
La mejora cognitiva fue modesta, pero a medida que se pasaba más tiempo haciendo ejercicios más enérgicos, los beneficios crecían, dijo Mitchell.
“Dado que no monitoreamos la capacidad cognitiva de los participantes a lo largo de los años, esto puede significar simplemente que aquellos individuos que se mueven más tienden a tener una mayor capacidad cognitiva en promedio”, dijo. “Sin embargo, también podría implicar que incluso cambios mínimos en nuestra vida diaria pueden tener consecuencias posteriores para nuestra cognición”.
Steven Malin, profesor asociado en el Departamento de Kinesiología y Salud de la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey, le dijo a CNN que el estudio proporciona una nueva perspectiva sobre cómo la actividad interactúa con el comportamiento sedentario y el sueño.
“La comprensión de la interacción entre el sueño y varias actividades físicas a menudo no es examinado”, dijo Malin, quien no participó en el nuevo estudio.
Si bien el estudio tuvo algunas limitaciones, incluida la falta de conocimiento sobre la salud de los participantes, sus hallazgos ilustran cómo “la acumulación de patrones de movimiento en un día, una semana o un mes es tan importante —si no más— que simplemente hacer una sola sesión de ejercicio”, dijo.
Una disminución en la cognición
También hay malas noticias: pasar más tiempo durmiendo, sentado o realizando solo movimientos leves está relacionado con un impacto negativo en el cerebro. El estudio encontró que la cognición disminuyó entre un 1 % y un 2 % después de reemplazar una porción equivalente de actividad física de moderada a vigorosa con ocho minutos de comportamiento sedentario, seis minutos de intensidad ligera o siete minutos de sueño.
“En la mayoría de los casos, demostramos que tan solo 7 a 10 minutos menos de MVPA (actividad física moderada a vigorosa, en inglés) tenía perjuicio”, dijo Mitchell.
Sin embargo, Mitchell aclaró que ese cambio es producto de una asociación, no causa y efecto, debido a los métodos de observación del estudio.
Además, los hallazgos del estudio sobre el sueño no pueden tomarse al pie de la letra, dijo. El sueño de buena calidad es fundamental para que el cerebro funcione al máximo rendimiento.
“La evidencia sobre la importancia del sueño para el rendimiento cognitivo es sólida”, dijo Mitchell, “pero hay dos advertencias importantes. En primer lugar, dormir demasiado puede estar relacionado con un rendimiento cognitivo más bajo”.
“En segundo lugar, la calidad del sueño puede ser incluso más importante que la duración. Nuestros dispositivos de acelerómetro pueden estimar cuánto tiempo durmieron las personas, pero no pueden decirnos cuán bien durmieron”.
Es necesario realizar estudios adicionales para verificar estos hallazgos y comprender el papel de cada tipo de actividad. Sin embargo, dijo Mitchell, el estudio “destaca cómo incluso diferencias muy modestas en el movimiento diario de las personas (menos de 10 minutos) se vinculan con cambios bastante reales en nuestra salud cognitiva”.