Día de Muertos: cómo la saga de James Bond “inventó” el llamativo desfile de Ciudad de México

En la película estrenada en 2015, el actor Daniel Craig aparece disfrazado de esqueleto humano al lado de la actriz y modelo mexicana Stephanie Sigman, la “chica Bond” llamada Estrella, en el centro histórico de la capital mexicana.

Ambos caminan entre un gran tumulto.

En las calles hay cientos de personas disfrutando de un desfile. Enormes calaveras y esqueletos en carros alegóricos avanzan vistosamente.

Aunque llegan juntos a un hotel, James Bond no tiene tiempo para un momento romántico con Estrella, pues primero debe perseguir a un escurridizo villano, Marco Sciarra, que se pierde entre la multitud del desfile en el bullicioso centro de Ciudad de México.

Se inicia una espectacular persecución que llena de emoción los primeros 10 minutos de la cinta.

El director Sam Mendes usó como telón de fondo la tradición mexicana del Día de Muertos con algunas licencias creativas, como un desfile que era ficticio… hasta ese momento.

Y es que a partir del estreno de la película, las autoridades culturales y turísticas de México han realizado cada año (a excepción de 2020, por la pandemia) un multitudinario “Desfile de Día de Muertos”.

Este año rompió récord: según la alcaldesa de la ciudad, Claudia Sheinbaum, más de un millón de personas se congregaron el pasado sábado en el centro para disfrutar de un espectáculo que hasta antes de “007: Spectre” no existía.

“Nuestras tradiciones son hermosas y están más vivas que nunca”, dijo Sheinbaum en Twitter.

Lo que surgió como un guion de Hollywood ficticio, con un desfile por los difuntos, hoy es algo que se espera con emoción cada año.

El director Sam Mendes nunca había estado en Ciudad de México, pero quedó asombrado por los disfraces del Día de Muertos: “Son extraordinarios”, dijo en un detrás de cámaras de la producción.

“Es realmente conmovedor, sabes, el esfuerzo humano para tratar de hacer una película en la que todos estén orgullosos de estar… Digo, no se siente como una versión turística de México, por eso es muy importante utilizar artistas locales, artesanos locales, personas con conocimiento real”, señaló.

Más de 1.500 personas participaron como extras en el rodaje de Ciudad de México, muchos de ellos con el rostro pintado o usando alguna vestimenta o disfraz. Tracy Smith, una de las supervisoras de vestuario, dijo que tuvieron una gran “libertad creativa”.

Para la coreógrafa mexicana Priscila Hernández, el trabajo tuvo “una inspiración” en las raíces de la tradición, pero a la vez fue “una mezcla con una visión más contemporánea” que reflejaba el gran momento cultural y artístico del país, explica en el detrás de cámaras de Metro-Goldwyn-Mayer.

Las piezas gigantes de calaveras y esqueletos fueron hechas por mexicanos, aseguraron los productores, dando a entender que se respetó su visión de la representación del Día de Muertos.

“Los artistas y los artesanos fueron fantásticos y realmente apreciaban lo que estábamos haciendo y querían hacerlo lo mejor posible porque era su país y querían verlo en la pantalla”, señaló la productora Barbara Broccoli.

Ortiz considera que lo que en un inicio fue muy hollywoodiense se va asimilando hacia un estilo más propio de cómo miran los mexicanos a la muerte.

“En la película de James Bond están las calaveras con puros y corbata. Y con el paso de los años, esas calaveras gigantescas van cambiando y van siendo decoradas como las calaveras de azúcar, con muchos elementos mexicanos de la ofrenda como la flor de cempasúchil”, dice Ortiz.

“Se va integrando a lo que es la gran tradición de México del Día de Muertos. Va tomando no solamente forma, sino también sustancia”, considera.

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